EL ARTE DE SANAR REQUIERE TIEMPO
Sanar requiere tiempo... requiere compasión con nosotros mismos , y sobre todo requiere mucha paciencia.
Vivimos en una locura de sociedad en la que la prisa apremia, no tenemos tiempo que perder, ni para nosotros mismos, ni para permitirnos un duelo, queremos estar bien, y lo queremos YA. Nos enfadamos por sentir dolor y por no poder ir tan rápido como nuestra mente desea, por no poder ser los mismos de siempre. Si es así es porque vivimos en un mundo donde se nos insta a estar siempre bien, siempre funcionales, a vender una imagen de felicidad impoluta y deslumbrante.
Lleva tiempo recordar quien eres, volver al encuentro contigo mismo, con tu ser y también reconocer aquello que no eres. Se necesita tiempo para entender que las caídas son tu mejor maestro y que los obstáculos en la vida son parte de tu crecimiento, por lo tanto siempre resultan ser un aprendizaje. No se sana de la noche a la mañana y tampoco en el tiempo que a ti quizás te gustaría, sanas en el tiempo que tienes que sanar... cuando has aprendido lo que la vida tiene que enseñarte...sanar requiere tiempo... pero sin duda también requiere amor y compasión contigo mismo.
Si fuéramos capaces de dejar entrar al tiempo en nuestras vidas cuando él lo pide. Si fuéramos valientes y dejáramos que nos acompañara en los duelos, en las pérdidas, en lo bueno y también cuando nos sentimos solos... El tiempo sería entendido como un compañero de viaje y no como un enemigo ; como en ocasiones imaginamos. Porque cuando estamos perdidos, este nos salva, cuando le damos espacio y días hace su función.
El tiempo cura las heridas y nos da fuerzas para volver a volar, siempre y cuando sepamos valorarlo y aprovecharlo. Pero no un tiempo pasivo marcado por el golpe de las agujas del reloj, sino activo formado de actos para crecer y reflexiones para mejorar . Donde impere la calma para elaborar ese duelo y recapacitar y dónde se pueda extraer lo bueno pero también aprender de lo malo. Un tiempo para dejarnos llevar pero sin dejar de seguir caminando.
El tiempo por sí mismo no cura , cura lo que hagamos durante ese tiempo. La resiliencia se trabaja y se desarrolla , no es un despertar espontáneo, es una artesanía que uno debe aprender y poner en práctica en el día a día.
No te preocupes si hoy no puedes con todo, no pasa nada si no puedes levantarte aún: tómate tu tiempo. Descansa, inicia el duelo, abraza tus heridas, porque poco a poco sentirás tu cuerpo más liviano y tu mente más fuerte...
Elegir a un buen profesional que nos guíe en este proceso lo hará más fácil, y nos ayudará a entender que antes de volver a correr libres, una vez más, hay que aprender a andar de nuevo.
Lograrlo es posible, conseguirlo llevará su tiempo, pero alcanzaremos esa meta. ¡ Te ayudo a conseguirlo !